22 de agosto de 2014
Al volver nos sentamos a tomar unas patatas
(y cervezas, los cerveceros) en el porche de nuestra cabaña. Es un sitio
extraordinario. Teníamos a nuestro lado unas 6 ardillas que también estaban
tomando su aperitivo, nos revoloteaban colibrís de todos los tamaños y colores.
Por las copas de los árboles (que estaban a nuestra altura por que la cabaña
está en un alto) se veían pajaritos oscuros, amarillos, rojos, azules… la
estrella de esta zona es el Quetzal, y nuestra cabaña nos dijeron que era la
ideal para verlos porque el árbol de enfrente es justo el que tiene
aguacatitos, su golosina preferida. Nos dijeron que la gente se pelea por esa
cabaña, pero ahora no es la época de verlos… una pena.
Después de comer nos bajaron al pueblo en el 4x4
y las madres se quedaron dándose un masaje y los cuatro aventureros decidimos
dar un paseo a caballo. Bueno, la verdad es que fue una aventura. Para empezar
eramos más altos nosotros que los caballos, salvo Rayo (el de mi tio) que era
un poquito más grande. Y el mio, que era un burro jajaja pero un burro alto,
esbelto, precioso y obediente! El de mi padre desde que se montó decidió ir a
su bola, y antes de salir del establo mi padre se bajó del caballo y dijo que
con ese bicho no iba a ningún lado. El de Eva era un enano que se dedicaba a
cocear, y tras un par de sustos acabó cambiándole el caballo al guía, y su
nuevo caballo, que era un vago y no andaba, tuvo que ir agarrado a una cuerda
todo el camino para que avanzase.
El camino fue bonito, de hora y pico, y
acabamos con un dolor en la zona de apoyo… jajajaj todavia tenemos agujetas! (las fotos de la excursión las hizo mi tio y aún no me las ha pasado,así que yalas pondré cuando me las pase)
Por la noche dejamos en la terraza trocitos
de plátano y volvió a aparecer lo que aquí llaman algo así como Cacomistcle. Un mamífero nocturno con cola de mapache.
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