Los diamantes del coral Caribe. Bocas del Toro #Panamá

26 de agosto de 2014 (2ª Parte)

Al rato estábamos de nuevo en la lancha, que nos alejó un poco de la isla hacia una zona de coral donde poder hacer snorkel y donde nos hicieron fotos con una Go Pro… como me ha fastidiado no tener yo una cámara sumergible durante tooodo el viaje….

De nuevo en la lancha emprendimos el camino de vuelta, y de repente, ahí, en medio de nada, rodeados de agua… se paró el motor. Y no hubo forma de arreglarlo. Estábamos a una hora de isla Colon, hasta pasadas dos horas no empezarían a echarnos de menos y para entonces ya habría anochecido. No había cobertura. No teníamos radio ni luces. No había barcos a la vista y las islas a nuestro alrededor estaban demasiado lejos para ir nadando. Y tampoco llegando a las islas solucionábamos nada, por que están vírgenes, vacías, sin contaminación humana. Fue paradójico saber que en una de esas islas es en la que se grabó el realiti show “Supervivientes”

No perdimos el humor. Sacaron las cervezas y refrescos que habían sobrado en la comida y sacaron una piña. Apareció un barco a lo lejos y movimos camisetas para intentar llamar la atención, pero estaba demasiado lejos y no conseguimos nada. Estábamos ya resignados a pasar allí las horas.

Siempre llevo el móvil conmigo, nunca me separo de él… salvo ese día, que había decido desconectar y dejarlo en casa. Entonces una de las chicas que estaba en la barca dijo que aun que no había cobertura se podía llamar a emergencias. Y así hicimos, llamó con su móvil y el responsable del barco (Conrado,de Under Sea) se puso a hablar. Fue una situación como de chiste, una conversación de besugos… repitiendo siete veces lo mismo, sin llegar a nada. Estuvo un buen rato hablando con emergencias y al final consiguió que le pusieran al teléfono con el jefe de la compañía UnderSea y explicarle la situación. Dijeron que en seguida venían a por nosotros.

Y ahí estuvimos cerca de una hora esperando (más todo lo que llevábamos ya) hasta que una lancha apareció a lo lejos acercándose a nosotros, se la veía pero parecía que no iba a llegar nunca. Poco a poco se iba acercando y por fín, chocó con nosotros. Pasamos todas las cosas y todas las personas al otro barco. Ataron el estropeado al nuevo y ahora si, emprendimos el camino de vuelta. Ibamos muy lentos pues teníamos que remolcar al barco estropeado, y pronto se hizo de noche. Yo me quede dormida.

Cuando desperté aun estábamos navegando y no se veía ninguna luz. Tenia el bikini mojado aún y la toalla puesta por encima, estaba realmente incómoda. Me cambié aprovechando la total oscuridad. Parecía que habían pasado horas, y aún no se veía Isla Colón. Mi padre no soporta la sal ni la humedad y se puso una camiseta de tirantes de mi madre, estaba muy gracioso. Nos hicimos unos selfies para pasar el rato pero en seguida volvía el aburrimiento.

La lancha avanzaba muuuuy lentamente, me fijé en el agua, negra, absorbente, imposible de adivinar lo habia debajo. No me gusta el mar  en esa tremenda oscuridad, no saber lo que hay debajo. Pero entonces empezamos a ver lucen en la superficie del agua, por un momento pensé que era el reflejo de las estrellas, pero nos dijeron que era el coral que emitia luz. Era precioso, y me quedé embobada mirando el agua y sus luces. Es mágico el Caribe incluso en noches cerradas y oscuras como aquella.

Habian pasado más de 4 horas desde que se paró el motor y por fin llegamos al puerto y bajamos del barco. Al final todo había salido bien y teniamos una aventura más que contar.

Después de una ducha mi padre se quedó en casa y los otros cuatro fuimos a cenar a Bocas Bambú y después a tomar unas copas a La Iguana... cosa que nunca más repetiré con mi madre y mi tio! que vergüenza ajena! jajajja fue divertido, pero menos mal que no nos conocía nadie!